El
siglo XXI busca lograr que la inclusión
educativa sea practicada por todas las personas en la sociedad, donde se les dé
oportunidad educativa a todos los estudiantes que tienen necesidades educativas
especiales asociadas o no a una discapacidad, para que desarrollen habilidades y
destrezas que les permitan insertarse en la sociedad de manera participativa
sin que se mire la parte socioeconómica, orígenes, entre otros, que se refleje la
equidad en todo momento, es decir que el aprendizaje sea equitativo para todos
sin excepción, donde se practique la justicia, el respeto, la honestidad y la
democracia.
La
Constitución Ecuatoriana busca la igualdad de derechos para todas las personas por
igual, donde el docente en su rol de enseñador aplique estrategias que ayuden a
desarrollar aprendizajes significativos, que sea innovador para que sus
estudiantes amplíen la curiosidad, la creatividad, que aprendan a resolver
problemas de acorde a su edad y capacidad, que tengan visión hacia el futuro.
Uno
de los ejes de la nueva reforma curricular del 2016 del sistema educativo ecuatoriano
es la solidaridad, busca que los participantes demuestren actos de apoyo para
con todas las personas que tengan necesidades educativas especiales sean
asociadas o no a una discapacidad que estudien en una institución educativa.
Para que el aprendizaje sea perdurable debe ser sostenible mediante la
responsabilidad social, trabajar en equipo, mantener una identidad nacional
para respetar a las ideas de los demás, además que los padres ayuden desde el
hogar para tener personas formadas en valores éticos y morales.